La computación en la nube frente al almacenamiento en la nube
En el transcurso de una década, la nube se ha convertido en un elemento clave para la mayoría de las aplicaciones y los servicios más importantes. Esto incluye una gran variedad de servicios digitales usados por los consumidores, además de la inmensa mayoría de las aplicaciones empresariales. La adopción de la nube ha aumentado gracias al crecimiento del número de proveedores de servicios de nube y a la facilidad de configuración de los servicios en la nube.
Pero la nube no es una realidad monolítica. Los proveedores Cloud ofrecen diferentes servicios a sus clientes. La computación en la nube y el almacenamiento en la nube, por ejemplo, son dos servicios muy distintos. Sin embargo, con frecuencia se usan indistintamente —de manera incorrecta—. Veamos con más detalle las diferencias entre ambos.
El almacenamiento en la nube
Prácticamente todo el mundo que está en Internet ha utilizado alguna forma de almacenamiento en la nube. Los ejemplos más típicos de servicios de almacenamiento en la nube son Google Drive y Dropbox. Estos servicios permiten que los usuarios accedan a los datos desde cualquier lugar del mundo y que los compartan con cualquier persona que deseen.
El correo electrónico es otra forma de almacenamiento en la nube. Los proveedores de servicio, como Google y Microsoft, almacenan los datos del correo electrónico en servidores. Y los usuarios pueden acceder a estos datos desde cualquier ordenador y enviar y recibir mensajes de correo electrónico.
Muchas empresas utilizan el almacenamiento en la nube para no tener que invertir dinero en crear sus propios centros de datos. Además, de este modo se evitan los costes relacionados con el mantenimiento de esa infraestructura o con la gestión de las redes y la seguridad, ya que los proveedores de nube suelen encargarse de ello.
Además de los costes generados por la infraestructura on-premises (es decir, local), las organizaciones también deberían asumir los costes relacionados con el escalamiento.
En el modelo de almacenamiento tradicional, las empresas crean y gestionan ellas mismas la infraestructura de almacenamiento. Y las organizaciones normalmente no pueden escalar los recursos sin invertir en equipamientos adicionales. Además, si la demanda de almacenamiento supera a la capacidad, no se pueden implementar recursos nuevos al instante. En lugar de ello, las empresas deben prever y luego desplegar estos nuevos recursos, lo que requiere unos grandes desembolsos de capital. En cambio, cuando la exigencia de recursos es baja, el espacio de almacenamiento que no se utiliza está desaprovechado, consume energía y va perdiendo valor.
Los proveedores de servicios de nube, por otro lado, ofrecen la posibilidad de escalar fácilmente. Los recursos pueden ampliarse y reducirse en un instante. Los usuarios solo pagan por los servicios y por el espacio de almacenamiento que realmente utilizan. Este modelo suele denominarse de “pago por uso”. Y suele ser mucho más eficiente para las empresas que el hecho de realizar un desembolso de capital para desarrollar y mantener una infraestructura.
La Computación en la Nube (Cloud Computing)
Además de las soluciones de almacenamiento en la nube, muchos proveedores de servicios de nube también ofrecen soluciones de computación en la nube.
En el ámbito del aprendizaje automático (AA), que conlleva un uso intensivo de datos, las unidades de procesamiento gráfico (GPU) pueden procesar terabytes (TB) de información de manera más eficiente que las unidades centrales de procesamiento (CPU). Sin embargo, las GPU son demasiado caras para que la mayoría de las organizaciones las compren, sobre todo si las necesitan de manera esporádica. La computación en la nube puede proporcionar la potencia de procesamiento y las eficiencias en cuanto a costes que se necesitan para soportar el AA.
Más allá de esta caso de uso, tanto el público en general como las empresas pueden acceder a la infraestructura de computación en la nube para satisfacer sus necesidades informáticas. Entre ellas se incluyen tareas como el procesamiento de grandes conjuntos de datos para su análisis o la ejecución de aplicaciones web, aplicaciones móviles y sitios web. La diferencia es que estas actividades requieren muy poco espacio de almacenamiento. En lugar de ello, la mayoría de los datos que se procesan ya están almacenados en la nube, listos para ser enviados para su tratamiento.
Aclarado esto, hay que tener en cuenta que la computación en la nube tiene algunas de las mismas ventajas que el almacenamiento en la nube:
- No es necesario invertir y crear una infraestructura interna.
- La potencia de procesamiento se puede ampliar o reducir, según sea necesario.
- Solo se paga por la potencia de computación que realmente se utiliza.
- No es necesario preocuparse por la seguridad.
- Se puede acceder a la potencia de procesamiento desde cualquier ubicación.
¿Cuál es la diferencia entre la computación en la nube y el almacenamiento en la nube?
La diferencia entre el almacenamiento en la nube y la computación en la nube radica en el tipo de recurso que se proporciona a través de Internet. La computación en la nube es potencia de procesamiento disponible a través de la nube. El almacenamiento en la nube es capacidad de almacenamiento de datos disponible a través de la nube.
El objetivo y los requisitos de la aplicación son los que determinarán si se necesita almacenamiento en la nube o computación en la nube (o ambos). Cuando se almacena una gran cantidad de datos para que se pueda acceder a ellos desde cualquier parte del mundo, lo que se necesita es almacenamiento en la nube. Cuando se precisa potencia de procesamiento para realizar operaciones de cálculo basándose en dichos datos, lo que se requiere es computación en la nube. Las empresas utilizan muchas veces las dos para el funcionamiento de sus aplicaciones en la nube.
Netflix es un buen ejemplo de ello. El gigante del streaming creó su aplicación usando una arquitectura de microservicios. Y la empresa almacena sus archivos de vídeo en servidores AWS basados en la nube. Como estos servidores están repartidos por todo el mundo, la latencia con la que se proporcionan estos datos al cliente es mínima.
Netflix también usa los análisis de datos a gran escala para mejorar su funcionamiento y crear nuevos contenidos. Tal como hemos mencionado, una de las formas en que Netflix reduce la latencia entre sus servidores y sus usuarios es guardando los archivos de vídeo en diferentes ubicaciones usando el almacenamiento en la nube. Sin embargo, copiar toda su biblioteca en cada ubicación sería ineficiente y caro. Por ello, Netflix realiza análisis de sus datos para identificar el contenido que es más probable que sea popular en las diferentes regiones. Para la realización de estos análisis sobre cómo ven y consumen los datos sus clientes en las diferentes regiones, se necesita potencia de procesamiento y esta se consigue mediante la computación en la nube.
La gestión de sus necesidades de almacenamiento y de computación en la nube
En última instancia, el almacenamiento en la nube y la computación en la nube están pensadas para satisfacer necesidades diferentes. La computación en la nube requiere una gran cantidad de capacidad de procesamiento, pero muy poco almacenamiento. En cambio, el almacenamiento en la nube necesita menos potencia de procesamiento y un almacenamiento más rápido y más eficiente.
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